Las miradas se combinaban en la frivolidad del ambiente, los gestos se mantenian distantes, inexpresivos, ocultaldose uno tras otro. Los labios se mueven con rapidez, las palabras salen fugazes, se fluyen entre el barullo. Sus ojos retozan de un lado a otro, rechazando lo que quiere ver; su mirada solo busca la de él.
Un paso tras otro. Se coloca a su lado. Se eriza la piel. Se vuelve al estado normal, frio y distante. Se miran a los ojos, sonrien; no hay palabras que salen sobrando, porque no hay palabras entre ellos dos.
Pasan las horas. La noche se convierte oscura, insegura. Se miran en la penumbra, sonrie, entristece; es tan solo la noche, lo que llega, lo que resta, lo predecible, lo ya inevitable.
Se van. Hace frio. Todo es frio, la brisa, sus manos, sus ojos, su sonrisa, hasta su olor. Se encuentran, se besan, se tocan, se acarician. Los minutos corren, desea que todo se detenga ahi, donde sus miradas se combinan, donde todo se vuelve calido, donde esas palabras inexactas y vacias, donde esos sentimientos inconclusos y confusos se pierden por el candor del momento. Todo se convierte real, vívido.
Se van una vez más. Rien, sonrien, se miran, callan, caminan. Se pierden en sus pensamientos; ya no te quiero, que estoy haciendo. Se despiden, se marchan, se queda ahi.
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